Es el momento más importante de un guión cinematográfico. Un buen Script Doctor lo evalúa como prioridad. Un buen guionista sabe que es el punto exacto en el que se define la resolución del conflicto y cuando más debe esforzarse para emocionar al espectador. Un mal clímax puede arruinar cualquier buena historia. Porque sin clímax, no estamos diciendo nada.
Cuando definimos si nuestra historia se define “bien” o “mal”, estamos haciendo una declaración ética. Si Luke Skywalker no hubiera podido manejar la fuerza para destruir la Estrella de la Muerte, poca esperanza en la humanidad tendría George Lucas. Claramente, en El Imperio Contraataca está en otra sintonía y quiere decir algo diferente.
En “Plaga Zombie 3” hicimos una especie de clímax contra clímax, quizás pensando en los chistes contra chistes de “El milagro de P. Tinto”. En “Seremos Millones” la caravana de regreso de Evo Morales a Bolivia era tan épica que nos jugamos a una secuencia bien larga con un discurso poderoso como pico del clímax.
A lo que voy es que a veces los clímax se nos pueden hacer largos (una secuencia de varios picos emocionales o de un largo recorrido hasta la resolución). Lo más importante es que podamos verlo, evaluarlo y tomar decisiones en función de lo que nos pide la historia.