¿Es posible vivir sin música? Diría que más bien no. Por ende, hacer cualquier cosa (como escribir películas) sin música sería un bodrio. A veces hace falta silencio, pero solo a veces. Aunque es una cuestión de gustos, ¿no? La verdad es que cuando ponemos la música correcta, la cosa avanza, va como por un tubo.
Son muchos los casos de directores y escritores que evidencian su melomanía y su necesidad de conectar lo que escuchan con lo que están construyendo. David Lynch, por ejemplo, pone música al taco durante el rodaje (ver backstage de Carretera Pérdida).
Para mí, escribir terror sin poner algo de Carpenter, es imposible. Siempre hay alguna música carpentereana correcta para cada clima. Si no es Carpenter, es alguna ochenteada. Me encanta también el soundtrack de Pesadilla en lo profundo de la noche, esos sonidos de respiraciones que funcionan musicalmente y paran los pelos.
Una buena clave es buscar la música de películas que tienen algo de lo que estamos buscando: si impulsó a lo que nos gustó, quizás nos impulse a nosotros. Pero a veces no es tan mental la cosa, si suena suena y si no, no.
En una época usaba mucho John Williams, Superman e Indiana Jones me encantaban. También usaba mucho los soundtracks de Tarantino (el DJ del cine), el Batman de Prince, el soundtrack de Mars Attacks!, las cosas de Bernard Herrmann para Hitchcock. Pero con el tiempo me fui haciendo un fundamentalista de Carpenter. Y está bueno cuando uno encuentra eso que lo ayuda a concentrarse (no a inspirarse, la inspiración es un verso clasista que habría que tratar más en profundidad). La concentración es el hecho preciado de nuestra profesión, y por ende, lo más difícil de lograr. Todo atenta contra nuestra concentración: WhatsApp, las alarmas, las entregas, la comida, las obligaciones, las bocinas, el clima, nuestra propias neurosis. Todo, todo parece estar en nuestra contra cuando necesitamos concentrarnos. Pero la música viene para salvarnos.
Buscar y buscar hasta encontrar esas músicas que nos enlazan con lo que hacemos, con eso que nos identifica, con esa actividad que, cuando estamos ciento por ciento conectados, sentimos que fuimos hechos para eso y para nada más. Esa es una de las actividades fundamentales de nuestra profesión.
¿Qué recomiendan escuchar para conectarse?