Una carta sobre la sorpresa

Querida Evil Dead 2:

Alguna vez Homero Simpson le escribió una carta a Duro de Matar (aparentemente era una costumbre que tenía), así que se me ocurrió que podía hacer lo mismo con vos. Espero que te llegue de alguna manera.

Te escribo estas líneas porque volví a verte y me sorprendí otra vez. Hacía varios años que no te veía, por lo menos cinco. A lo mejor más. Lo que pasa es que te tengo siempre presente, no es chamuyo, en serio. Volví a verte porque en el seminario de guion de Cine de Terror que estuve dando surgiste como ejemplo, y entonces te vimos. Estuvimos todo el último encuentro hablando de vos. Lo loco es que te propuse como ejemplo de estructura narrativa sorprendente (después te cuento por qué) y al verte, como te decía, me volviste a sorprender.

Es difícil ver una película que uno vio decenas de veces y sentirse descubriendo algo, porque habitualmente ese visionado es un poco de memoria, adelantándose a lo que va a pasar. Pero hay algo que me pasa con vos que no me pasa con otras películas que también vi una y otra vez. Sucede que me mantengo en una suspensión, como si no supiera lo que viene. ¿Decís que lo hago adrede? No sé, puede ser. En definitiva, si es un juego que me propongo, no está mal. Es válido. Porque si hay algo que vos proponés es un juego, rompés con cualquier boludez solemne. No dejás lugar (ni tiempo) a dudas, porque ni bien arrancás dejás en claro cuál va a ser tu tono, con ese Necronomicón animado, esas letras, esas imágenes por fundido, esa voz narradora. Sos cine y una mirada (divertida) sobre el cine al mismo tiempo. Hasta nos dejás cabos que vamos a atar al final, porque, aunque te hagas la rústica, tenés una de esas narraciones clásicas para estudiar.

Me acuerdo cuando descubrí que todo tu inicio era una síntesis de The Evil Dead (“Diabólico” como la conocimos acá; a vos te conocimos como “Noche alucinante”). Fue viéndote, grabándote y volviéndote a ver de, si mal no recuerdo, Space. En casa habían comprado una videocasetera que podía grabar con SAP y te tenía en idioma original y sin subtítulos. Cuando la cámara atraviesa la puerta, embiste a Ash y se lo lleva, ahí caí. Me acuerdo de haberlo comentado con Pablo (Parés). No podía ser con otro, porque nuestro primer contacto, el primer chispazo de amistad, fue a través tuyo también, en mi primer día de rodaje en Farsa Producciones. Conocía a Hernán (Sáez) y a Moltoni (Pablo Vostrouski) del colegio y sabía de los cortos que hacían. Yo no tenía con quién compartir lo que descubría con vos, DelicatessenBeetlejuice y otras películas que no veía nadie a mi alrededor. Pero cuando Hernán me invitó a hacer de zombie, llegué y Pablo me mostró un ojo de plastilina diciendo: “Este es tu ojo”. “Como el de Noche alucinante”, respondí. “¡¡¡¡¿Viste Noche alucinante?!!!”

El ojo de Plaga Zombie, 1997.

El ojo de Evil Dead 2, 1987.

Fue suficiente nada más que nombrarte para saber que estaba entrando en el mundo que buscaba. Pero sigamos con la historia que vos contás, porque esta carta es abierta y es para pensar por qué tu guion te da esa magia que tenés. Disculpame si me pongo demasiado romántico, pero te aviso que eso no termina acá.

La novia de Ash bailando y su cadenita con el dije mientras Ash va y encuentra el grabador con el Necronomicón y la foto de Annie, todo eso en una misma escena tiene más ritmo que una secuencia de acción, pero además una cantidad de simetrías y objetos que van a convertirse en símbolos, que no se puede creer. Ash pone play, se escucha el conjuro, viene la subjetiva, ataca a la novia de Ash, él entra en cuadro de perfil a lo Hitchcock cuando está todo mal, ella desapareció, la busca, ella lo ataca poseída, él le corta la cabeza con una pala, la entierra sin vueltas, sufre, ¡esa subjetiva!, ¡ese bajo presupuesto!, ¡esa Clase B!, ¡ese cine bruto!, ¡ese maquillaje!, ese amanecer repentino, Ash bizco, Los 3 Chiflados, la casa con cara de calavera como Norman Bates al final de Psicosis, el raje en ese auto, el puente destruido, el tono de la actuación, la épica. Se hace de noche de pronto otra vez. Y todo es sobrenatural.

Evil Dead 2Noche alucinante, empezaste.

Otra vez la subjetiva del Mal que persigue a Ash hasta la cabaña. ¿Qué ve Ash? ¿Lo vamos a saber alguna vez? Supongo que la respuesta es la del final. O no. En realidad, es una suposición para quedarme tranquilo, pero ya sé que no lo voy a saber. Y ahí reside mucho de tu poder y de lo que te hace distinta a las demás. Porque tenés tantas cosas que vimos y vamos a seguir viendo en otras películas, pero ninguna como acá. Es lo que pasa con el sótano, ese sótano definitivo. O por lo menos no he vuelto a ver un sótano que lo supere. Es como cuando Marlon Brando hizo de Stanley Kowalski en A Streetcar Named Desire (Un tranvía llamado deseo), nos generó un puente tan poderoso con la idea de Stanley Kowalski, que anuló todos los siguientes.

Y entonces… sorpresa. Nos llevás a un aeropuerto y nos mostrás a Annie y el novio que están llegando para ir a encontrarse con el padre de ella en la cabaña. Ya sabemos que el tipo murió y que desató al Mal que está acosando a Ash. Pero Annie tiene las páginas que faltaban del Necronomicón. Después de una catarata de sorpresas, con una sola escenita nos llenaste de suspenso.

Y acá, cuando en otra película estaríamos todavía conociendo a los personajes, vos ya estás desplegando una cantidad de ideas, planos, actuaciones y recursos que no tendría sentido escribirlas, porque para eso sos una película, para verte y sentir y pensar en consecuencia. Así que te voy a contar lo que me pasa, entonces.  Siento que lo que hicieron Sam Raimi y Scott Spiegel con el guion es imposible de separar de lo que potencialmente sabían que iba a pasar con la cámara de Raimi y la locura de Bruce Campbell. Porque si bien la mano que cobra vida propia, la motosierra y la casa personificada están escritas, pertenecen a un guion redactado sobre los recursos posibles. Y acá es desde donde quiero pensarte, porque en esa idea de lo posible es donde está la esencia de lo que nos enseñaste, o de lo que nos enseñás. Estás escrita sobre la posibilidad, pensada en función de los recursos posibles, de la mirada de quien te va a dirigir y del histrionismo y capacidades clownescas de tu protagonista. Es como si nos enseñaras a hacer una película por fuera de los circuitos de los grandes estudios. Como también lo hace Mal Gusto, o Bad Taste, de Peter Jackson, que es como una prima tuya, ¿no? ¿Vos también lo pensás así? Digo, porque las dos comparten esa maestría en la posibilidad.

No sé si lo pensé en algún momento antes de volver a verte la semana pasada, a lo mejor sí. Pero lo que puedo asegurar es que ese mensaje llegó muy claro, porque nos enseñaste a pensar que hacer una película era factible. Y no hay nada más frustrante para un guionista, que estar escribiendo pensando en que eso que está inventando no se va a filmar jamás. Es muy habitual. Así de triste. Pero existe una manera de evitar la tristeza y es volcar en cada escena ideas que respondan a recursos que tenemos o que podemos tener. ¿Es una forma de conformismo? No. Todo lo contrario. Es una actitud que apuesta a la acción, al construir, al superar los desafíos y a hacer posible lo que parece imposible.

Todo el cine de terror está ahí en tu guion. Los tópicos clásicos, el fuera de campo, las citas hitchcockianas y a los maestros como Friedkin y el Robert Wise de The Haunting, los temas familiares, lo siniestro, todo. Pero además de articular casi cien años de cine con mínimos recursos, lo lográs haciendo de la sorpresa una cuestión identitaria. Porque la sorpresa (si bien tenés el suspenso necesario) es parte constitutiva de tu relato, es algo que genera una especie de adicción. ¿Y ahora qué va a pasar? ¿QUÉ MÁS PUEDE PASAR DESPUÉS DE QUE ASH SE CORTE LA MANO Y SE PONGA EN EL MUÑÓN UNA MOTOSIERRA?

Creo, y lo estoy pensando muy bien, que podrían escribirse capítulos, clases, seminarios enteros sobre el poder de la sorpresa en el guion cinematográfico. Pero no hablo de la dicotomía “sorpresa / suspense”, sino de la sorpresa como constante narrativa a lo largo de un relato, como columnas elementales de esa construcción. Y vos serías el emblema, el caso testigo. Porque todo tu devenir está construido sobre la base de sorprender cada vez más, en ascenso. Y eso construye también el ritmo vertiginoso que tenés, porque nos generás ansiedad, y cuando en seguida satisfacés la espera, nos tirás una incógnita nueva, y así todo el tiempo. Es imposible aburrirse con vos.

Ni siquiera te quedás quieta en un género, porque la comedia, no solamente la física, irrumpe de manera contundente. Rompés con cualquier atisbo de solemnidad y dejás otra nota maestra: la seriedad no tiene nada que ver con el aburrimiento. Porque vos, aunque te rías de todo, sos seria. Entre nosotros: el humor es un signo de inteligencia. Reírse de uno mismo es fundamental para crecer, porque permite la autoevaluación y el pensamiento crítico. Ash, aunque parezca un limado descontrolado, o un limitado en lo cognitivo (para decirlo complicado), es un tipo que está aprendiendo a combatir un Mal que parece invencible, mientras se equivoca una y otra vez.

Es una construcción magnífica que combina al héroe con el protagonista de comedia. Porque, ¿podríamos decir que Ash es un anti-héroe? Y, la verdad que me parece que no del todo. Porque es bastante héroe. Desde el “Groovy” hasta cómo se planta frente a los peligros más inimaginables, temiendo a la muerte, pero enfrentándola. Y al mismo tiempo lo hace de manera torpe, provocándonos también esa distancia que genera la comedia desde que es comedia para protegernos y hacernos reír. Pero va más allá incluso de la parodia, porque también hay melodrama (cuando Ash vuelve de la zombificación al ver la cadenita de su novia que ha caído magistralmente al piso con forma de calavera), y Campbell actúa como si jugara al Boris Karloff de Frankenstein.

Podría (quisiera) estar toda la vida hablando de vos. Me pregunto si en realidad no lo hago. Yo creo que sí. Pero esta carta tiene que tener un final y una conclusión, que voy a resumir así:

Evil Dead 2Noche alucinante, Gracias por mostrarnos que lo heroico y la risa pueden darse juntos en tres o cuatro ambientes.

Paulo
2 de mayo de 2024

Bruce Campbell y Sam Raimi durante el rodaje de Evil Dead 2


FILMOGRAFÍA CITADA
The 3 Stooges (Los 3 Chiflados) (grupo cómico integrado por Moe Howard, Larry Fine, Shemp Howard, Curly Howard, Joe Besser y Joe DeRita, activo entre 1939 y 1970; sus cortometrajes clásicos fueron emitidos regularmente por Columbia Pictures desde 1959)
Frankenstein (escrita por Francis Faragoh y Garret Ford; dirigida por James Whale, 1931)
A Streetcar Named Desire (escrita por Tennessee Williams y Oscar Saul; dirigida por Elia Kazan)
Psycho (escrita por Joseph Stefano y dirigida por Alfred Hitchcock, 1960)
The Haunting (escrita por Gidding y dirigida por Robert Wise, 1963)
The Evil Dead (escrita y dirigida por Sam Raimi, 1981)
Evil Dead 2 (escrita por Scott Spiegel y Sam Raimi; dirigida por Sam Raimi, 1987)
Bad Taste (escrita por Tony Hiles, Ken Hammon y Peter Jackson; dirigida por Peter Jackson, 1987)
Die Hard (escrita Jeb Stuart y Steven De Souza; dirgida por John McTiernan, 1988)
Beetlejuice (escrita por Muchael McDowell, Warren Skaaren y Larry Wilson; dirigida por Tim Burton, 1988)
Delicatessen (escrita por Marc Caro, Jean Piere Jeunet y Giles Adrien; dirigida por Jean Pierre Jeunet y Marc Caro, 1991)
Plaga Zombie (escrita por Berta Muñíz, Hernán Sáez y Pablo Parés; dirigida por Hernán Sáez y Pablo Parés, 1997)


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