
“Las películas de terror no crean miedo. Lo sueltan”.
Wes Craven
El slasher debería ser una materia obligada en toda academia que tenga la vocación de instruir sobre guion cinematográfico, porque es uno de los (sub)géneros que expresan con mayor convicción la clave narrativa de “menos es más”. Con tan pocos elementos narrativos como un asesino, su arma y un puñado de víctimas, ha logrado una institución.
Otra vez, desde el Terror surge un ejemplo de cómo contar historias. A pesar de no ganar Oscars ni ser considerado un género “importante”,”serio” o cualquiera de esos términos tras los cuales se esconde el desprecio (¿o el miedo a lo diferente?), cosecha públicos masivos de generación en generación, quienes sabemos de su importancia podemos valorarlo, y por ser iniciados en su culto tenemos la misión (divina o satánica) de profesarlo.
Su simpleza quizás sea el motivo primero por el cual el slasher nunca muere. En verdad, ningún género muere definitivamente, y menos uno tan potente como éste. Ya lo demostró Scream en los noventas y lo está demostrando actualmente Terrifier.
Su principal valor, ya fue dicho, es la simpleza: un asesino persigue gente para asesinarla. Nadie queda afuera de un slasher, no hay nada que intelectualizar, todo es emoción, todos podemos reconocernos en ese miedo. Es tan sencillo como directo, porque su posición dentro del espectro de lo Fantástico es de las más cercanas a la vida real. Lo sobrenatural en el slasher surge desde la forma en que Mal se manifiesta en un asesino. Pero es tan posible, que da miedo. Ahí está el punto. Leatherface, Michael Myers, Jason, Ghostface y Art The Clown son posibles, podemos encontrarlos en cualquier calle que transitamos.

Un monstruo ¿humano?
Los asesinos son la marca registrada, por eso crear uno interesante es el principal desafío a la hora de escribir un slasher. Mi primera película como guionista y director fue un slasher. Nunca Asistas a Este Tipo de Fiestas la imaginamos y rodamos con FARSA PRODUCCIONES en 1999, yo tenía dieciocho años y un puñado de slashers vistos. Halloween ya era para nosotros un norte, pero recuerdo el impacto de haber visto hacía poco The Texas Chain Saw Massacre. Yo quería buscar algo por ahí, pero quienes hayan visto Nunca Asistas… sabrán que pesó más la influencia de Esperando la Carroza. Mezcla de tonos de lado, sabíamos que la imagen y personalidad del asesino debía tener algo particular. Así habrá sido que surgió la máscara.

La imagen de los asesinos clásicos ya nombrados (incluso la piel quemada de Freddy podría considerarse una máscara) hablaban por sí solas. Haber empezado los estudios de cine más académicos, sumando data sobre tópicos del género, me servían para bases teóricas sobre lo ritual, el origen carnavalesco y el ocultamiento que da lugar al fuera de campo. Pero el slasher se caracteriza por contener todas esas mitologías y teorías de puesta en escena en un sólo elemento tan sencillo como impactante e icónico. Y eso es muy difícil de abordar.

Las grandes películas slasher se convierten en saga por la potencia de sus asesinos. Carpenter suele decir que nunca le interesó realmente volver a abordar el universo de Halloween, pero que no puede desestimar el impacto que Myers causó en el público. La gente quiere volver a ver a los asesinos, no a sus víctimas. Lo mismo sucede con Jason y hoy con Art The Clown. Si bien Laurie vuelve en las secuelas de Halloween hasta hoy, quizás sea Scream la que juega más a romper la regla, porque Sidney persiste y también persiste Ghostface… ¿Pero Ghostface puede considerarse UN asesino? Porque específicamente es una máscara y no importa quién la porte. Pensándolo bien, más que romper la regla del asesino de slasher, Scream la profundiza. El asesino es la máscara y las personas que osan usarla no son más que súbditos de esa fuerza sobrenatural.
Freddy (siempre Wes Craven) ya había renovado el subgénero cuando irrumpió como un asesino serial que atacaba en los sueños. Pero el detalle sobrenatural siempre estuvo desde Halloween y se hacía más fuerte en Friday the 13th. Myers es inmatable y Jason vuelve de la muerte. Terrifier 2 puso a Art The Clown en esa misma tradición. Ese detalle fantástico que hace del asesino del slasher un monstruo, sacándolo del plano humano, es lo que eleva a estas historias hacia el escalón de lo mítico.
Al escribir slashers es preciso pensar en la construcción de nuestro asesino, es fundamental saber que va a ser la cara (la máscara) de nuestra historia. Pero es un arma de doble filo, porque forzar la seducción del espectador puede ser mortal. ¿Cómo se logra un asesino como estos clásicos? Si todos lo supiéramos, estaríamos haciendo un hit tras otro. Craven y Carpenter se la jugaron, no sabían que sus asesinos serían lo que fueron. Damien Leone supo ver esa magia en Art The Clown y lo abrazó sin dudarlo. Él dice que podría estar toda la vida haciendo Terrifier. Adelante, maestro, vamos a ir a verlas todas.

El arma del asesino
El objeto define al personaje. Como la cámara de fotos a Jeff en Rear Window, el sombrero a Indiana Jones o el auto Meteoro, las armas que utiliza un asesino definen su personalidad. Siempre se señaló que las armas blancas son una parte típica del slasher, pero hay excepciones.

Leatherface se identifica con la motosierra que da título a su historia. Salvaje y ruidosa, como la propia experiencia de ver el film. Uno ve ese arma y ya imagina una muerte terrible y dolorosa. Leatherface utiliza también otras armas, como un martillo para liquidar vacas. No hay sofisticación alguna, o te destroza o te deja convulsionando de un golpe seco y mortal.
BONUS TRACK: Escribí acerca de The Texas Chain Saw Massacre en mi columna mensual FANTÁSTICO INOXIDABLE de A SALA LLENA: Si te interesa:

Michael Myers utiliza un clásico cuchillo, frío y filoso. Las muertes a cuchilladas o cortes como degüellos, marcan la siniestra tranquilidad de Myers. Clava o corta y observa. El cuchillo se convierte en símbolo de la perversión. Ya en Psycho, Hitchcock se encargó de marcarlo con el estigma fálico, dejando la clave para que una y otra vez se interprete la escena de la ducha como una violación.

Jason y su machete son una suerte de continuación de Leatherface, más que de Myers. Es brutal y campesino. Si Myers es un terror de pequeña aldea ciudadana, Jason continúa la tradición texana de Leatherface, como asesino campero, casi como un ser sobrenatural al estilo de nuestros Lobizón, Solapa o Pombero.

Freddy trae el arma más interesante del slasher, ese guante con dedos de cuchillos. Fue creado por él mismo y señala toda su perversión. Diseña el arma, la construye y la usa tanto para torturar con su sonido como para desgarrar los cuerpos de sus víctimas. Un arma que es imposible de ver fuera de contexto sin pensar en Freddy. Obra maestra del género.

Ghostface recupera el cuchillo myersiano, porque Scream es una película que viene a revalorizar a Halloween como madre organizadora del slasher.

Art The Clown es la renovación actual del slasher, pero sin vueltas. Se presenta como heredero de todos, con lo salvaje, lo sofisticado y lo sobrenatural, pero suma un elemento que había aparecido por ahí perdido y de manera casi casual en Scream: el arma de fuego. En Terrifier y Terrifier 2 el arma de fuego es una de las opciones planeadas por Art y aparece como sorpresa para el espectador. Ese arma señala el espíritu de todo vale de Art, al tiempo que lo hace con una sorpresa narrativa. Nunca sabes con qué va a salir Art The Clown, ese es uno de los cimientos del miedo que provoca.

¡ALERTA DE SPOILER!
Un caso reciente que jugó a cambiar las reglas tradicionales sin demasiado éxito pero bastante particular, es el de Strange Daling, que propone una asesina mujer con un picana eléctrica como arma. Se hace llamar Electric Lady. Está supuestamente basada en hechos reales y tiene un planteo muy interesante tanto del uso de tópicos del género como de estructura dramática.
Si vamos a escribir un slasher, asegurémonos de que nuestro asesino tenga una particularidad y que su arma la represente. Un género que se basa en un asesino, no puede prescindir de una buena idea para sus elementos fundamentales.

Protagonista vulnerable
El personaje protagonista del slasher clásico es una joven que se convierte en la última sobreviviente de todo un grupo de personas asesinadas una por una. La final girl que resulta del body count.
¡ALERTA DE SPOILER!
Exceptuando ejemplos como el de Strange Darling, el subgénero se planta en la fórmula binaria de un asesino varón y una víctima mujer. Con el tiempo, el rol femenino fue cobrando valor, empoderándose y tratando de desencorsetarse del rol de objeto, al menos hasta donde el showbiz le permite. En ese sentido, propuestas como la de Electric Lady llevan la mirada feminista al justo punto de: las mujeres pueden ser tan malas y perversas como los hombres. Habitualmente ese tipo de personajes son las de otro subgénero como el de “violación y venganza”, donde la víctima se convierte en asesina. Pero es un planteo diferente, porque primero fue víctima.
Otro ejemplo que rompe la regla es el de la Halloween de Rob Zombie, en la que Myers no parece necesariamente querer matar a Laurie, sino acercarse porque es su hermana. Finalmente, es ella la que se convierte en asesina del asesino.

Probablemente, la protagonista de slasher más importante de la primera mitad de nuestros años veinte sea Maxine de X. Ese personaje (o esa actriz, porque sería imposible imaginar a Maxine sin Mia Goth) es una verdadera evolución de lo que representa. Es una final girl casi sin inocencia y con un hambre de éxito que la empodera al punto de convertirla en una asesina en potencia. Cocainómana y decidida a ser una estrella porno como trampolín hacia la fama, Maxine se pone por decisión propia en el rol de objeto. Lo característico de X es que el asesino (o la dupla de asesinos, pero tomando como principal “deseante” a la anciana Pearl) la quiere matar por ser un reflejo de lo que ella no pudo ser, al contrario del asesino clásico que mata por querer poseer.
En todos los casos, la principal característica de los(las) protagonistas es su vulnerabilidad. Las final girls no suelen tener un arco heroico en términos clásicos, cuando sobreviven lo hacen a duras penas (casos de Texas Chain Saw Massacre y Halloween), o cuando parecen haber sobrevivido heroicamente, un epílogo violento cambia el rumbo (Friday the 13th. y Nightmare on Elm Street). En Terrifier directamente las girls no son tan final.
¡ALERTA DE SPOILER!
En Strange Darling el supuesto asesino será víctima y la asesina es al mismo tiempo final girl. Scream, en cambio, cuando renovó el género lo hizo con una protagonista heroica: la aventura lleva a Sidney a superar su vulnerabilidad enfrentando al fantasma de su madre y salvando a su padre (figuras de autoridad). Develar quién es el asesino, confrontarlo y matarlo, le permite superar el trauma.

Finalmente, otra característica del género es el entorno de la protagonista, sus amigos, siempre un grupo de personajes arquetípicos que terminan de construir la gran metáfora de la adolescencia que viene a proponer el slasher: la adultez es un asesino que viene a terminar con nuestra inocencia.
Escribir un slasher
Escribimos slashers porque es, principalmente, divertido. Y porque nos permite desarrollar una historia como las que nos estremecen con muy pocos elementos. Es, por eso, un género muy posible de realizar, sus mínimos recursos necesarios lo convierten en un camino directo a la posibilidad de tener una película, bastan un buen asesino, un buen arma que lo represente y un grupo de amigos con una chica carismática que resista hasta el final (si la idea es ir por la clásica). La originalidad de las ideas con que abordemos esos tres tópicos y cuánto nos arriesguemos a jugar con ellos, determinarán el éxito (en términos de interés popular, no necesariamente económicos) que pueda tener.
Pero sepamos que un slasher no es simplemente diversión vacía, ningún género o subgénero clásico lo es. Hablamos de sentimientos, vínculos y temas profundamente humanos y antiguos. Escribir un slasher es una misión sacerdotal. En nombre de qué dios o demonio lo hagamos, ya será cuestión de cada autor.
Filmografía citada
Rear Window (1954)
Psycho (1960)
The Texas Chain Saw Massacre (1974)
Halloween (1978)
Friday the 13th. (1980)
Nightmare on Elm Street (1984)
Esperando la Carroza (1985)
Scream (1996)
Nunca Asistas a Este Tipo de Fiestas (2000)
Halloween (2007)
Terrifier (2016)
Terrifier 2 (2022)
X (2022)
Strange Darling (2023)
Este texto fue escrito originalmente para la entrega Nro. 08 de mi (anti)newsletter ESCRIBE MONSTRUO ESCRIBE. Si querés recibir de manera random contenidos originales sobre guion de cine fantástico, podés suscribirte cuando quieras.
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