Tres películas navideñas.

“¿Secuestrar a Sandy Claws?”.
Lock, Shock & Barrel
The Nightmare Before Christmas
El cine de Navidad es tan vasto que parece un género en sí mismo. Aunque existen películas navideñas desde cómicas hasta de terror, pasando por todas las emociones y arquetipos imaginables, hay algo que las une a todas en términos de género, porque hay un factor particular que define a la festividad que se celebra en esos films: Navidad es la fiesta más fantástica.
Si bien todos los films navideños suelen llevar como contenido la idea de la reunión familiar (en el sentido amplio del término “familia”), ninguno puede escapar a alguna de las dos bases fantásticas que le dan sentido: el nacimiento de un mesías hijo de Dios o la llegada de un viejo que trae regalos desde el Polo Norte en trineo volador. Lo religioso y lo pagano, ambas expresiones populares, nos traen el factor fantástico con toda su fuerza. Jugamos a eso en templos o casas devenidas en templos (espacios sagrados) y con rituales (tiempos sagrados).

Siguiendo esta idea fue que pensé en darle un cierre a esta primera temporada de (anti)newsletter y podcast. Porque siempre para estas fechas se hacen tops de películas navideñas y vuelven los clásicos Die Hard, Home Alone o Gremlins, entre una lista infinita.
BONUS TRACK: Escribí acerca de Gremlins en mi columna mensual FANTÁSTICO INOXIDABLE de A SALA LLENA: Si te interesa:
En este espacio quisiera pensar más bien en otras películas, más o menos revisitadas. O, mejor dicho, quería centrarme en ciertos temas que están sintetizados en tres películas.
La idea es pensar qué tienen esos guiones que se meten con la inversión del ritual navideño. Como decía antes, tanto la idea del natalicio del supuesto hijo de Dios, como la de la llegada de Santa Claus (quizás la preferida del cine), traen el factor fantástico con todo. Y lo fantástico, por definición, invierte reglas cotidianas, trayendo leyes nuevas: en el Terror, proponiendo la lógica del Mal; en la Ciencia Ficción, viajando a otros mundos u otros tiempos; y en las Aventuras, imponiendo la hazaña heroica como viaje a otra realidad que traerá enseñanzas a ésta.
En ese plan, vamos a pensar tres maneras de abordar la inversión de la Navidad:

Silent Night, Deadly Night (Sangriento Papá Noel), 1984.
Recuerdo ir al videoclub con Matías, un amigo de la escuela, y ver siempre la carátula de esta película que había sido traducida como “Sangriento Papá Noel”. Nos parecía bizarro el título y alguna vez la alquilamos, pero no le dimos demasiada bola. Aunque por algún motivo el título me quedó dando vueltas siempre. Cuando pensé en hacer este texto, la busqué y la ví (podría decir) por primera vez. Me sorprendió en tantos aspectos que me pareció necesaria.
Si no la vieron, les recomiendo mucho que lo hagan. Está en Stremio. Lean el texto después de verla si no quieren sufrir spoilers. En ese caso, pueden saltar al siguiente film. Si no les importa o ya la vieron, sigan nomás.
El guion es atípico desde el comienzo, incluso para ser un film de horror navideño. Una familia con un hijo pequeño va a visitar al abuelo en un asilo para ancianos. El viejo está en estado vegetal, postrado en una silla de ruedas, Mientras los adultos hablan con el médico a cargo, el niño se queda con el abuelo, que “revive” para advertirle que, si se portó mal, mejor corra por su vida cuando llegue Santa. Al volver los adultos, el viejo está otra vez en modo planta y no sabemos si el pequeño Billy la flasheó o no. Lo que sigue es del todo salvaje. Un delincuente vestido de Santa Claus los detiene en la ruta, asesina a su padre y viola a su madre frente a la vista de Billy, para luego asesinarla. A él no lo encuentra, pero lo deja traumado para siempre.
Después de toda esta locura, Billy es criado en un internado de monjas y adquiere una terrible fobia con la figura de Papá Noel. Pero lo interesante es que la cosa se pone más deforme de lo esperado. En lugar de lo obvio, lo cual sería una búsqueda o encuentro casual con el asesino en un futuro, el mambo con el que quedó Billy entre lo que le dijo su abuelo y lo que vivió aquella noche, cuando llega su adolescencia y las hormonas efervescen, lo convierten a él en un Santa asesino. Con un traje sin la barba, a cara limpia, comienza asesinando a todos los de la juguetería donde trabaja y luego sale a ajusticiar a quienes se portan mal por ahí.
“El castigo es necesario” repite todo el tiempo, convertido en un claro Santa Claus invertido, o como decía la tapa del VHS, en un “Sangriento Papá Noel”. En una clara herencia de Halloween, asesina a una niñera que está teniendo sexo con un flaco, mientras debería estar trabajando. La niña descuidada es compensada por Billy con un cutter ensangrentado por haberse portado bien aquel año.
La batalla final será contra la Madre Superiora del orfanato, a quien tiene entre ceja y ceja evidentemente. No logra asesinarla, muere antes por balas pagadas con lo pagado de impuestos, diría Ricardo Iorio, cuando el sheriff lo cuetea. Antes de morir, Billy les habla a los niños del orfanato. Les dice: “Están a salvo ahora, Santa Claus se fue”. Pero una vez que deja de respirar, uno de los pibes salta y encara a la vieja Madre superiora, diciéndole: “Naughty!”
Lo que me pareció muy particular de esta historia es el punto de vista. Está contada toda desde Billy, incluso cuando se convierte en victimario. Es algo que daría identidad tiempo después a Rob Zombie, quizás heredando todos de la segunda mitad de Psycho. Aquí seguimos a Billy sabiendo que él también es una víctima de lo que está haciendo. Y eso lo afirma al decirle a los niños que Santa ha muerto, cuando ya ha logrado matarlo dentro de sí mismo. Lo más interesante aún es cómo esa fuerza sobrenatural que pone en escena al trauma pasa al niño que es “poseído” al final.
Muy buena película.
Súper clase B y súper atípica.
Menos mal que la vimos ahí en el videoclub con Matías.

The Nightmare Before Christmas (1993)
No hace falta reseñar este clásico en términos de historia. Simplemente quiero detenerme en esos elementos que proponen la deconstrucción del ritual navideño. La mirada desde el universo de Halloween que tiene Jack es lo que permite la inversión de la navidad, es su interpretación lo que la deforma. Este film, al contrario que la idea del Grinch, nos pone en el punto de vista de quien invierte el sentido sin juzgarlo a modo categórico. Jack es de buen corazón, no actúa por maldad, simplemente curte una cultura diferente. Jack vendría a ser algo así como un Grinch con buenas intenciones.
Primero, los árboles de cada festividad anuncian portales a diferentes mundos. Después, la fascinación de Jack al llegar a la tierra de Navidad (Whats´s this?) no es otra cosa que la curiosidad que mueve a nuestra especie y que el género fantástico toma como motor. La fascinación de Jack se da por el descubrimiento paso a paso del ritual navideño. Eso es lo que transporta como importación a la tierra de Halloween e intenta, tan en vano como no, que todos logren emular.
El secuestro de Papá Noel y los intentos fallidos de representar el espíritu de la Navidad alumbran paso a paso la idea de jugar a deconstruir la fiesta que debiera representar la alegría de vivir y cuyo ritual emula un nacimiento, desde el pensamiento de la tierra de la muerte y lo siniestro. The Nightmare Before Christmas, o El Extraño Mundo de Jack como la conocimos por acá, es una película ritual por excelencia. Toda su trama está basada en la idea del rito y de la construcción y deconstrucción mitológica. Incluso su humor está sostenido sobre esa idea.
Uno de mis detalles favoritos es que Santa, personaje que premia a los niños que se portaron bien, es secuestrado por los chicos de Oggie Boogie, campeones de las travesuras.
Para todo esto, es crucial el personaje de Sally. Ella representa a la compañera que el Dr. Frankenstein no tuvo el coraje de cerrar para su criatura en el clásico de Mary Shelley. Y es la encargada de señalar desde el comienzo que lo que está haciendo Jack está mal, ella señala la hybris (desobediencia a la ley divina).
Pero lo más interesante es que la historia plantea una comunión final entre Jack y Santa. Hay algo que los une en definitiva, más allá del fracaso de Jack. Ambos van a enfrentarse con Oggie Boogie para poder restaurar el orden de la Navidad (y el de Halloween también). Lo que los une es la idea de cosmos. Ambos son líderes de mundos que garantizan el tiempo sagrado de cada ritual, mientras que Oogie Boogie es el caos. Ellos siguen (mal o bien) reglas rituales, mientras que Oogie Boogie se maneja siguiendo el ritmo del azar, tira los dados y la suerte define. Él es el caos. Para restaurar el orden, Jack deberá enfrentarlo y respetar el rito navideño, solamente así volverán a encontrar el cosmos. Pero, como toda gran película fantástica (como toda gran película en general), si no hay un caos que viene a alterar el cosmos, no hay aprendizaje posible. No hay historia.

El Día de la Bestia (1995)
Campanas molestas auguran malas cosas. Un cura confiesa a otro que va a hacer todo el mal que pueda. Se preguntan si podrán sostener esta cruz. Una cruz gigante cae y aplasta a uno de ellos.
El comienzo de El Día de la Bestia nos mete de lleno en la inversión de rituales y símbolos católico-cristianos. De eso irá cada paso de su guion, para hacernos parte de una historia dedicada a intentar pensar como lo haría el Maligno.
Álex de la Iglesia irrumpió en 1995 con este clásico del cine hablado en español, trascendiendo las barreras comerciales y de género, para hacer mega popular una verdadera historia Clase B. Por eso lo adoramos como debe hacerse con un ídolo semejante a Cristo o al mismísimo Demonio. Su segunda película propone un juego similar al de The Nightmare Before Christmas, pero en este caso deconstruyendo el ritual católico. Ángel (no hace falta interpretar el nombre del cura protagonista) descubrió cuándo nacerá el Anticristo, pero necesita descubrir dónde. El Demonio siempre busca burlarse de Dios, por eso sabe que el ritual del nacimiento de su hijo estará ritualizado como una burla al nacimiento de Cristo. Para esto busca a quienes serán, según él, los (invertidos) Reyes Magos. Así llega a José María, el increíble metalero interpretado por Santiago Segura en un nivel de brillantez absoluta, y a Cavan, un famoso ocultista de la TV cuyo teléfono de contacto acusa 666.
El juego al ritual sostiene absolutamente todo el relato, centrándose en una ceremonia de invocación del Demonio, mediante la cual Ángel pretende averiguar la ubicación del evento que dará inicio al Apocalipsis. Cavan, hasta el momento secuestrado por Ángel y José María, irá definiendo paso a paso el ritual. Los elementos serán a veces reemplazados, como las hostias por círculos de pan lactal y los hongos psicotrópicos por ácidos que aporta el metalero. Todo parece que va a salir mal. Pero la magia de esta historia es que lo profetizado por Ángel va confirmándose paso a paso. El Demonio aparece, aunque sin dejar datos sobre el nacimiento de su hijo.
Quien descubra el punto específico será Cavan, relacionando dos líneas en las supuestas firmas registradas de Satanás con las Torres Kio de Madrid. ¿Por qué no nacería el Anticristo en España? ¿Por qué deben suceder estos eventos siempre en los países centrales? Este es otro de los grandes valores del film, porque descentraliza el mito. A todos los que estábamos descubriendo por aquel fin de siglo nuestra vocación cinematográfica al Sur del mundo, nos abrió una puerta invaluable. Las historias universales también podían suceder en la ciudad o pueblo donde vivíamos, no hacía falta estar en Estados Unidos, Francia o Inglaterra. Por eso adoramos a Álex de la Iglesia.
– Lo que más me jode de todo esto es no poder contárselo a nadie.
– ¿El qué?
– ¡Joder! ¿Cómo qué? ¡Hemos salvado al Mundo y no lo sabe nadie!
– No te entenderían, Cavan, olvídalo.
Cuando nos metemos con historias contextualizadas en fiestas tan celebradas y universales como lo es la navidad, es necesario repasar los rituales básicos, porque estamos ante ceremonias muy caras a nuestras culturas. Los pasos de esos rituales son conocidos por todos, pero además, aunque a veces no lo recordemos, se trata de ceremonias que buscan conectar con lo más original y primigenio de nuestras culturas y, por ende, de la naturaleza humana.
Abordar desde el Terror, la Ciencia Ficción o las Aventuras la Navidad es tarea seria, incluso para divertirnos como lo hace Álex de la Iglesia. El Fantástico es una de las herramientas más poderosas para la construcción y abordaje de nuestros propios mitos.
Filmografía citada
Psycho (1960)
Silent Night, Deadly Night (1984)
Gremlins (1984)
Die Hard (1988)
The Nightmare Before Christmas (1993)
El Día de la Bestia (1995)
También podés escuchar el podcast:
