Mi giro dramático preferido. La carrera de guionista te convierte en fan de cosas extrañas, como esto: el centro exacto de la película, ese gran momento para replantear la historia, para renovar las esperanzas o estrategias de nuestros protagonistas o, incluso, para cambiar todas las reglas.
En “Soy Tóxico” pude lograr quizás mi primer Punto Medio más clásico. Perro descubre que los “secos” no lo perciben como a los humanos, no lo huelen. Esto le da libertad. Ahora se puede mover entre los muertos, enterrar su pasado (o intentarlo) y emprender su venganza.
“Nunca asistas a este tipo de fiestas” y “Nunca más asistas a este tipo de fiestas” tienen el mismo PM. En ambas es la desaparición de Fito. No funcionan como en una historia de tres actos tradicional, porque tienen una estructura inventada. Pero claramente dividen el relato (e incluso el tono) en dos.
Si bien el Punto Medio de “Volver al futuro” es mi ejemplo de cabecera (cuando el Doc plantea que van a necesitar un rayo y Marty recuerda el folleto que trae guardado), mi preferido es el de “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Charlie Kaufman (el guionista) trasciende la técnica cuando Joel Barrish, su protagonista, se arrepiente. El objetivo se invierte, pero el objeto de conflicto se mantiene. Antes quería que borrasen a Clementine de su mente y ahora quiere evitarlo. Una obra maestra hasta en el uso de los recursos técnicos.