Guionistas de cine, directores, productores, todos llamamos así a la voz narradora omnisciente. Se suele decir que “no hay que usarla para contar la historia”. Yo creo que es una herramienta poderosa y que, bien usada, puede ir directo al corazón del espectador. 

La manera más correcta de nombrarla sería Voice Over (V.O.). Off Screen (O.S.) sería cuando un personaje habla fuera de campo (está presente en la escena, pero no lo estamos viendo en la imagen).

La primera película que escribí y dirigí fue “Nunca asistas a este tipo de Fiestas” y empieza con una voz que dice: “Hola, la historia que les vamos a contar…” Lo hice porque era exactamente lo que en la escuela de cine me habían dicho que nunca había que hacer.

Con el tiempo fui enamorándome del recurso y lo desarrollé en diferentes formatos. En la miniserie documental “Videojuegos sobre ruedas”, por ejemplo, la voz narradora es una máquina traductora de Google. Yo creo que eso le suma una buena capa de interés al contenido narrado.

En “Seremos Millones” tomé la idea de la cultura oral para convertir al espectador en un nuevo eslabón de la cadena, haciéndolo parte de esa tradición. Ahí el recurso, además de apuntalar y caracterizar el relato (es una voz joven boliviana), busca trascender la propia historia.

Creo que para desarrollar en formas inusuales la voz narradora fue para mí iniciático lo que hace Orson Welles en “Othello”, donde narra él mismo los títulos del film, sumando una idea de radioteatro que eleva la película y la hace más personal.