Lo primero que nos enseñan para escribir películas, es la técnica. De hecho, es lo primero que habitualmente vamos a buscar cuando nos decidimos a estudiar formal o informalmente. Pero la verdad es que nadie nos dice que la técnica es lo que más rápido se aprende. ¿Por qué? Porque en el fondo la técnica es lo que menos importa.

Empezamos a estudiar guion o cine y queremos saber rápido cuáles son las herramientas que nos permitan escribir una película o una serie y salir a moverla. No falla: Todos vamos a buscar resultados rápidos y buenos. Antes que nada, queremos saber cómo hacer para vernos profesionales, con un guion que tenga el “una página – un minuto” y pueda convencer a un productor, director o estudio de que somos ese creador que sentimos que somos.

Aprender la tipografía correcta, la manera de expresar encabezamientos de escena, acciones, descripciones y diálogos, es más sencillo que aprender el abecedario. Es fundamental, pero nada más que el comienzo. Podemos escribir hojas y hojas con la técnica correcta, pero no conmover a nadie. (También podemos conmover a muchos escribiendo todo mal, pero ya es otro tema. O no.) Lo importante es saber que toda esa técnica está para organizar nuestro trabajo y el del resto del equipo, con reglas universales ya instaladas en el mundo entero. El guion es una guía de trabajo para un equipo de rodaje y de posproducción. Una vez que sabemos eso, a otra cosa. De hecho, lo mejor es utilizar un software (siempre usé el Final Draft, nunca necesité otro) y chau.

Pero, entonces, ¿cuál es la verdadera clave para escribir un guion que conmueva a quien lo esté leyendo (productores, directores, etc.)? 

En principio, lo más importante de todo es tener una idea potente con una historia interesante, que atrape y no te suelte hasta el final, con una resolución emocionante y que provoque una reflexión personal. Tan simple y difícil como eso. Las estructuras clásicas, como la de tres actos o el Camino de Héroe, pueden ayudar (y mucho) a ordenar las ideas. Pero no alcanza con una historia ordenada, porque podemos tener una escaleta redonda y volcarla en un guion defectuoso. Las claves para escribir una escena poderosa (que en definitiva es la unidad más importante de nuestro guion) están en la profundidad del conflicto y en la construcción visual de esa escena. 

Cada escena debe desarrollar uno o más conflictos que hagan avanzar positiva o negativamente la historia, con tensiones personales, interpersonales, físicas y emocionales de los personajes. Y ese desarrollo de acción será expresivo (cinematográfico) una vez que encuentre un diseño visual imagen a imagen. El cine se compone de planos, uno detrás de otro. Esa es la esencia fundamental que rara vez nos iluminan en una clase de guion. 

Nuestro oficio no es literario, es visual. Imagen a imagen. Plano a plano. Un eslabón visual que lleva a otro eslabón visual, y así. Una vez que comprendemos eso, ya estamos escribiendo cine.


Si querés consultarme o necesitás acompañamiento para tu guion, escribime y hablamos.


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