Solemos simplificar a modo de film infantil a protagonistas y antagonistas como “buenos y malos”. ¿Pero siempre el protagonista encarna al bien y el antagonista al mal?
La respuesta es NO.
A veces ambos encarnan al mal. Raras veces ambos encarnan al bien. A veces nuestra ética puede llevarnos a interpretar que el protagonista es dudoso y el antagonista encarna al bien. En fin, pueden darse las combinaciones que se nos ocurran.
Por ejemplo, en Batman: The Dark Knight Rises tenemos a Bane, un “villano” que propone que Ciudad Gótica sea gobernada por sus ciudadanos, hartos de la corrupción política y la represión de las fuerzas de seguridad. Batman llega encabezando un ejército policial para liquidar a Bane y su guerrilla revolucionaria. ¿Quién encarna el bien y quién encarna el mal allí?
En las películas de mafia y otras historias que llevan por protagonista a un criminal, solemos identificarnos con esos personajes asesinos y sin escrúpulos. ¿Por qué sucede eso y a qué viaje nos lleva? En principio, la fórmula del protagonista mafioso (y sus similares) nos proponen personajes profundos, con conflictos entre su naturaleza, entorno, vínculos y ética personal. Michael Corleone (The Godfather), por ejemplo, se niega a ingresar en el terreno del hampa familiar, pero es arrastrado y para cuando se convierta en un capo sin escrúpulos, ya habremos sido cautivados por él. A partir de ahora, atravesaremos su tragedia viviendo nuestras propias contradicciones, incluso viendo cómo mata a su hermano traidor (The Godfather II) y cómo intenta salirse y no puede evitar pagar con la muerte de su hija (The Godfather III).
Otro ejemplo que me encanta en este sentido, es el de Travis Bickle (Taxi Driver). Vamos descubriendo su exclusión de lo que él considera una vida normal, mientras su odio por lo que llama “mugre” de la sociedad va creciendo. Para cuando decida su acción de asesinar a proxenetas y clientes (violadores) de Iris (una menor de edad), estaremos justificando su accionar, inmersos en grandes contradicciones. Y ahí, cuando por eso él sea aceptado por la sociedad y lo veamos como alguien “normal”, nuestras contradicciones serán aún más profundas.
De eso se trata el juego de valores con nuestros protagonistas y antagonistas. Incluso podríamos sumar el rol de dudosa ética en el narrador, si pensamos, por ejemplo, en The Usual Suspects. Protagonista y antagonista encarnan a lo moralmente malo, pero además tenemos un narrador interrogado por un policía (lo moralmente bueno), quien descubriremos que es el verdadero demonio de la historia.
Por último, quisiera señalar el protagonista moderno que hereda lo malvado de los Corleones y Travis Bickles, pero cuya naturaleza es la de un psicópata que no nos invita a una reflexión sobre su accionar, sino a sentirnos identificados peligrosamente con esa psicopatía. Es el caso del Joker. Un personaje que conocemos muy bien como villano, pero que de pronto se nos presenta como una víctima de la sociedad y debemos empatizar con él. La diferencia con los protagonistas antes nombrados, es que éste no nos invita a una contradicción, sino a la más directa empatía. Y empatizar con un asesino sin hacernos ninguna pregunta es muy peligroso.
Habría que pensar qué representan estos personajes y por qué surgen en estas sociedades actuales. ¿Por qué en lugar de reflexionar acerca del bien y el mal, nos proponen abrazar la perversión?
Los protagonistas son personajes que llevan con sus aventuras y, principalmente, con la resolución de esas aventuras, nuestra ética como autores. Las preguntas sobre los valores que ellos manejan y cuánto refleja o contrasta con los nuestros, son fundamentales. Pero los valores de nuestros protagonistas no deben necesariamente representar los nuestros, no confundir lo que quiero decir. Lo que debe expresar nuestro pensamiento es la resolución de la historia, esa idea que suele emerger entre el clímax y el epílogo. Si queremos saber qué opinan Francis Ford Coppola y Mario Puzo de Michael Corleone, basta verlo morir solo como un perro muchos años después de haberse sabido responsable de la muerte de su amada hija.
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