Escribir una ficción que tiene como materia prima personajes y eventos de la vida real, es un desafío muy grande. Más que nada si se trata de hechos conocidos, sobre los cuales todos tienen ya una mirada, o una posición tomada.

Cómo convencer de una visión propia a alguien que ya tiene una opinión sobre un tema ya es un desafío habitual, pero la cosa se agrava mucho más cuando estamos abordando cuestiones de conocimiento público. Una biopic, un hecho histórico, o simplemente una historia ficcional que toma personajes o escenas reconocibles de la vida real, se convierte en blanco de todo tipo de dardos.

Todos somos receptores críticos de lo que vemos, generamos una opinión que después puede confrontar o verse teñida por otras opiniones. También se dan miradas colectivas, o un sentido común instalado que nos “obliga” a tomar una u otra posición, y a veces nuestra historia (o la mirada que proponemos con esa historia) puede chocar con la idea instalada. Ese choque puede ser tomado bien o mal, depende de cuánto estemos confrontando.

Pero no debería verse todo esto como un peligro, sino como un desafío. ¿Cómo proponer una mirada propia? Es en verdad la pregunta de siempre, nos basemos en hechos reales o no. Aunque convengamos que todo está basado en hechos reales, lo explicitemos o no. Pero volvamos, los hechos reales se suponen con un manto de objetividad, cosa que no existe. Entonces, nuestro trabajo es en gran medida limpiar esa falsa idea de lo objetivo e ir de lleno con lo que verdaderamente pensamos y sentimos. No hay otra.

Tratar de cumplir con un sentido común instalado es, diría Peter Brook, mortal. Nada va a vivir en nuestro relato si vamos por el lado fácil. Porque, aunque estemos tratando de conquistar espectadores, ver en la pantalla ideas que ya tiene, no le sumará nada. Aunque le provoque el placer narcisista de “yo tenía razón” o “es tal cual lo sabía”, nada estaremos aportando. Y lo peor, no estaremos antes haciendo el trabajo de pensar qué opinamos sobre lo que estamos escribiendo.

Escribir sobre hechos reales es, básicamente, una declaración de principios sobre algo. Un desafío, una guerra a la que nos enfrentamos contra los sentidos comunes. Nuestro éxito va a depender de cuán convencidos estemos de lo que venimos a decir. Como samuráis, esa guerra sólo podremos ganarla si lo decidimos antes de iniciarla.

 


¿Querés saber sobre mis SEMINARIOS Y WORKSHOPS?

SI

NO


Si querés consultarme o necesitás acompañamiento para tu guion, escribime y hablamos.


Suscribite a ESCRIBE MONSTRUO ESCRIBE Guion de Cine Fantástico – (anti)Newsletter


Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *